martes, 16 de julio de 2013

Drones: El brazo armado de Washington I

Por qué los Drones funcionan

El caso del arma de elección de Washington



(Foreign Affairs, Daniel Byman, Julio 2013). A pesar del reciente llamado del Presidente Barack Obama para que Estados Unidos reduzca su dependencia de los drones, al parecer continúan siendo el arma preferida de su administración. Mientras que el Presidente George W. Bush aprobó poco menos de 50 ataques con drones durante su período, Obama ha firmado 400 ataques en los últimos cuatro años, haciendo de este programa la pieza central de la estrategia contra el terrorismo de Estados Unidos. Los drones han hecho su trabajo de manera destacada: ya sea matando a líderes clave del terrorismo o imposibilitando que logren establecer sus santuarios en Pakistán, Yemen y en menor grado, Somalia. Los Drones han devastado a Al-Qaeda e identificado grupos militantes antiamericanos y lo han hecho con un costo financiero pequeño, sin poner en riesgo a las fuerzas armadas de Estados Unidos y con menos víctimas civiles en comparación con las causadas con otros métodos alternativos.

Los criticos, sin embargo, se mantienen escépticos. Los escepticos aseguran que los drones matan a miles de civiles inocentes, malquistan a gobiernos aliados, molestan al público extranjero, apuntan ilegalmente contra ciudadanos americanos y ponen un peligoso precedente que será objeto de abuso para gobiernos irresponsables. Algunas de estas criticas son válidas, otras, no tanto, pero finalmente, los ataques con drones son un instrumento necesario contra el terrorismo. Los Estados Unidos simplemente no van a tolerar "Paraísos Terroristas" ni en lugares remotos de Pakistán ni en ningún lado y los drones ofrecen una alternativa de bajo costo para apuntar hacia estas áreas y se minimiza el daño colateral.

Así que la guerra con drones llegó para quedarse y al parecer va a expandirse en los años venideros mientras las capacidades de los demás países se emparejan a las de los Estados Unidos. Washington debe de mejorar su política de drones, deletreando de manera más clara  las reglas para asesinatos extrajudiciales y extraterriroriales para que a los regímenes tiranicos no les sea posible aludir a la política de drones norteamericana para justificar asesinatos políticos. Al mismo tiempo, incluso si se solidifica el programa de drones, Washington debe estar consciente de los límites de construcción para operaciones no tripuladas de bajo costo, ya que, la conveniencia en sí de la guerra de drones amenaza con arrastrar a Estados Unidos a conflictos que puede evitar.


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