Respecto al argumento que publican Diana y Víctor sobre la posibilidad de que se diera una revolución mexicana, me parece que algunos aspectos importantes se están dejando de lado.
Para empezar, es importante pensar en las acciones que el gobierno mexicano ha tomado como medidas de prevención y control. Sabiendo que existen condiciones que podrían conformar la receta para un levantamiento, el gobierno no se ha quedado cruzado de brazos. De hecho, desde la década de los setenta, ha implementado distintas estrategias de contrainsurgencia para evitar, precisamente, que la sociedad civil se organize. Y desde 1994, tras el levantamiento de los zapatistas y con apoyo estadounidense, se ha visto un gran incremento en la cantidad de militares regulares entrenados en tácticas especiales, fuerzas especiales, para combatir estos movimientos, asi como el consetimiento de fuerzas paramilitares, siendo parte de la estrategia de guerra irregular en contra de cualquier posible grupo inconforme. Con estas estrategias se ha logrado en gran medida evitar la creación de núcleos de poder que puedan retar al estado mexicano en fuerza y amplitud, haciendo de estos no más que revueltas locales, fáciles de manejar por las fuerzas del orden.
Para que se gestara un movimiento del tamaño de una revolución, se requerirían enormes esfuerzos y coordinación por parte de la población para evadir la represión y el control gubernamental, así como conocimientos en tácticas militares y armamento, cosa que hasta el momento parece estar en manos del Ejército Mexicano.
Por otro lado, el poder del Estado actualmente es mayor que lo que era en 1810 o 1910. No solamente en términos de poder y fuerza, sino también existen instituciones más arraigadas y consolidadas. Además, a diferencia de lo ocurrido en esos años, la clase alta de hoy favorece el status quo y no apoyarían un movimiento revolucionario. Mientras, la clase baja ha sido reprimida por los mecanismos que ya mencioné. Para que sucediera un movimiento revolucionario considero indispensable que la clase media apoyara en cuestiones materiales e ideológicas. Y en el caso de México, no me parece justificado decir que la clase media querría una guerra, porque tienen mucho que perder.
En suma, aunque el país está atravesando un periodo de mayor inestabilidad que la acostumbrada, decir que estamos cercanos a un movimiento revolucionario me parece injustificado. Si bien los cambios profundos serían necesarios para crear una sociedad más justa y para fomentar un desarrollo que beneficie a la mayoría de la población, creo que las condiciones para gestar un proceso de esta naturaleza no se cumplen en el México de hoy.
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